En la tribu, sin pretensión, tengo yo fama de ser gruñón.
Diga lo que diga es igual, siempre ellos tienen que discrepar.
Si al basket hay que jugar, yo no lo puedo ya soportar.
Y es que no entiendo, no entiendo yo, que cada día jueguen peor.
Todos, todos me llaman lento. Menos Tardelli, eso lo entiendo.
Nadie entiende, entiende mi basket, nadie entiende, entiende mi juego.
Y mis mejores pases siempre se pierden en el tablero.
Esto sí que sí que es una putada, nunca entenderán mi mejor jugada.
Todos, todos me llaman malo. Menos el Satur, que se ha fugado.
Con la “Mililla” no entienden que a mí me fuera, fuera tan bien.
Y que por mis lances en el burdel a mí me ascendieran a coronel.
En la tribu no gusta, no, que uno tenga su opinión.
En la tribu no gusta, no, que uno tenga su opinión.
No me hace falta saber latín porque Borowsky sí sabe, sí.
Y él me puede traducir lo que en la tribu se dice de mí.
Sofistas populum delendam, sofistas delendam sum.
domingo, 20 de enero de 2008
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